miércoles, noviembre 22, 2006

Miguelina Llaverías, testimonio de vida.

El acto de puesta en circulación del estudio “Dominicanas y violencia” fue un acto muy emotivo. En nombre de la Fundación e-Libertad y en el mío propio, agradezco a todos/as los/las que, con su presencia, nos dieron su apoyo. La Secretaria de Estado de la Mujer, Flavia Garcia; la ex Secretaria de Estado de la Mujer, Yadhira Henríquez; Milagros Ortíz Bosch, Amable Aristy Castro, Alfredo Pacheco y Ginette Bournigal. De igual manera, agradezco a Minou Tavares y Amancia de la Cruz, actuales Diputadas, por su presencia. Y claro, hubo importante presencia de las organizaciones que tradicionalmente han trabajado para erradicar la violencia en contra de la mujer. Estoy muy agradecido de su apoyo, y también debo mencionar a quienes, por razones atendibles, no pudieron estar presentes físicamente, pero su apoyo siempre ha estado del lado de las buenas causas.

El momento cumbre del acto fue, sin lugar a dudas, ser testigo del testimonio de Miguelina Llaverías, quien estuvo sentada en la mesa directiva. Desde muy joven, recuerdo la figura de Miguelina Llaverías, a quien mi padre, en algunas ocasiones, le atendía sus asuntos jurídicos. Para mí familia y para mí nos sentimos muy honrados de haber contado con Miguelina Llaverías anoche, y por la trascendencia de sus palabras, me permito compartirlas con ustedes:

“Tuve la oportunidad de estar presente cuando Dios hizo el milagro del nacimiento de Orlando. Es por eso que me siento parte de la familia Jorge Mera.”

“Día a día, mujeres valientes y preparadas dedican su tiempo a esta gran labor”.

“Hoy día puedo decirles que gracias a estas instituciones de apoyo a la mujer, yo me siento fuerte para llevar este proceso hasta el final”.

“Es un privilegio estar aquí hoy presente y poder compartir con todos ustedes”.

“Lo primero es que es un deber denunciar a los agresores y no callar”.

“Cuando callas te destruyes y destruyes la vida de tus hijos”.

“Dios ha sido generoso conmigo y me ha salvado de la muerte en dos ocasiones. Gracias a él, hoy día puedo estar viva para darle fuerzas a tantas mujeres que sufren este mal, y las invito a que no callen bajo ninguna circunstancia”.

“Gracias y que Dios le bendiga”.

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