sábado, noviembre 22, 2008

Bush v. Gore, 8 años después



En medio del proceso electoral norteamericano, gracias a un amigo, leí el libro "The Nine: Inside the secret world of the Supreme Court", de la autoría de Jeffrey Toobin. El libro está entre los más vendidos en Estados Unidos.

Hace como una semana atrás, lo terminé de leer, y desde entonces, quería escribir un apunte sobre el mismo, y particularmente sobre los capítulos dedicados a cómo la Suprema Corte de Estados Unidos concluyó uno de las más controvertidas elecciones presidenciales de Estados Unidos, como fue la de noviembre de 2000, en las que George W. Bush se impuso a Albert Gore. Antes, de continuar, les recomiendo leer aquí este resumen del caso.

Lo primero, es que el libro de Toobin debe ser una lectura obligada para los/as interesados/as en conocer el sistema judicial americano, pues ofrece un retrato, muy acabado de la cultura jurídica de ese país, y del poder e influencia de la Suprema Corte de Justicia. Muy pocos países tienen un tribunal, como la Suprema Corte de Justicia, que decide sobre tantos aspectos que afectan directamente los derechos de los ciudadanos.

Bush v. Gore confirmó esta regla. Pero, algo más grave, al decir de Toobin, representó uno de los períodos más oscuros de la Presidencia de William H. Rehnquist, al frente del más alto tribunal de Estados Unidos. Ni la fortaleza institucional que tiene el Poder Judicial escapa a las influencias políticas, como, en efecto, sucedió en este caso.

La presencia de las fuerzas conservadoras y liberales en el alto tribunal ha sido siempre una de sus características. Pero, tras doce años del Partido Republicano en el poder (obviamente antes de los actuales 8 años de George W. Bush, que sumados, hacen 20), los conservadores tenían sus ojos puestos en la Suprema Corte de Justicia, y esto fue lo que permitió que George W. Bush se impusiera, con mayoría de 7-2, a Albert Gore. Toobin analiza con profundidad, como, a partir de esta mayoría conservadora, la misma administración de Bush, permitió, con sus propias actuaciones ( la Guerra contra el terrorismo, las torturas de Guantánamo, las violaciones a los derechos humanos) fuera convirtiéndose en una Suprema Corte, con una visión más liberal, como lo es actualmente.

Solo uno de los jueces, John Paul Stevens, en su voto disidente, afirmó en una frase lapidaria para la historia (que he preferido reproducirla en su idioma original en inglés, para que no pierda su esencia en la traducción):

The opinion by the majority of this Court can only lend credence to the most cynical appraisal of the work of judges throughout the land. It is confidence in the men and women who administer the judicial system that is the true backbone of the rule of law. Time will one day heal the wound to that confidence that will be inflicted by today's decision. One thing, however, is certain. Although we may never know with complete certainty the identity of the winner of this year's Presidential election, the identity of the loser is perfectly clear. It is the Nation's confidence in the judge as an impartial guardian of the rule of law.


Palabras sabias y visionarias que salvaguardaron para el futuro la credibilidad de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos. Hubo que esperar ocho años, para que el pueblo americano, en una expresión cívica y democrática, enviara la señal de cambio que definitivamente deberá rencausar a Estados Unidos por mejores senderos, en medio de una situación global muy difícil.

1 comentario:

Ojo Critico dijo...

ya te envie la entrevista.
estoy a la espera un saludo muy especial y un millon de gracias.