lunes, mayo 18, 2009

Frost Nixon, o el poder de la televisión


Hacía tiempo que no veía una película que describiera genialmente el ejercicio político del poder, especialmente el impacto que tiene en la figura del presidente de una nación cuando no asume responsablemente una actitud ante el cumplimiento de la ley. En Frost Nixon, la película que recoge las veintiocho (28) horas de grabación de la entrevista que le hizo el conductor inglés David Frost al expresidente Richard Nixon, tres años después de haber renunciado a la presidencia de Estados Unidos, tras el escándalo de Watergate, se vive esta cruda realidad de la política y el poder. Desde otra perspectiva, es un reflejo del poder de la televisión.

Confieso que he leído varias veces las memorias de Nixon titulada In the Arena, A memoir of victory, defeat and renewal. Pero, en las mismas, no se relata lo que sucedió antes, durante y después de la entrevista a Frost. La película lo hace excelentemente, bajo la dirección de Ron Howard, con actuaciones brillantes de Michael Sheen, quien hace el papel de David Frost, y de Frank Langella, quien hace el rol de Nixon.

No fue fácil para Frost prepararse para esta entrevista, dado que nunca había hecho entrevistas de esta naturaleza. Él era un conductor de "shows", y fue básicamente por eso, que Nixon aceptó la entrevista, no sin antes exigir una cuantiosa suma de dinero para la misma. Frost se asesoró de dos destacados periodistas e investigadores, y de un amigo productor. Tuvo poco respaldo en el patrocinio, pero, no obstante hizo el proyecto.

Es interesante ver cómo, para 1977, se producía un programa de televisión, sin las innovaciones tecnológicas del Siglo 21. Era, entonces, el mundo análogo, muchas notas, los archivos y documentos había que guardarlos en cajas fuertes, las luces y las cámaras al estilo de esa década, no había micrófonos inalámbricos, ni salas de edición como las de ahora. Ver a Nixon, con su pañuelo, en la mano, para quitarse el sudor, y le observa al conductor, que no quería que se viera, luego de la edición, él quitándose el sudor.

Por su parte, Nixon tenía a todo su cuerpo de asesores, conocidos todos en la política norteamericana de entonces. Por ejemplo, yo desconocía que Diane Sawyer, excelente periodista de varias cadenas norteamericanas, era parte del staff de Nixon. Nunca Nixon y Frost discutieron el guión de la entrevista, aunque sí hubo un acuerdo firmado, pero cuando se sentaron en sus respectivas sillas, cada uno, debidamente preparado, Nixon no sabía las preguntas.

Fue en esta entrevista, que Nixon pronunció su nefasta declaración de que todo lo que un Presidente decidiera, era legal, y fue aquí, cuando luego de ser presionado por Frost, admitió que había defraudado al pueblo americano. La película recoge todos estos detalles, y probablemente, se apreciará el poder de la televisión, al ver en primer plano, la cara de Nixon devastada, después de esta admisión. Es el poder de la televisión, la cual logró lo que Nixon se habia negado a hacer ante jueces y abogados, gracias a la audacia de un conductor, que, como Frost, sabía que tenía que buscar el momento oportuno para obtener este resultado.

Frost, que no recibió el respaldo de los patrocinadores que esperaba, dió una extraordinaria lección. La entrevista que fue transmitida en mayo de 1977 fue un éxito en los ratings, y es, hasta ahora, la mejor entrevista que haya hecho en toda su carrera. Una lección de persistencia.

Para quienes le guste la actuación cinematográfica, la producción de televisión, y claro, la política, es una película que debe verse.

Colofón: Nixon fue perdonado por el presidente Gerard Ford en 1974, luego de el primero haber renunciado. Nixon falleció en 1994. Frost conduce actualmente un programa semanal para el canal árabe Al Jazeera.

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