jueves, mayo 20, 2010

Picasso, comunista atípico


Picasso, el afamado pintor y escultor del movimiento cubista, era comunista, pero era un comunista atípico, o dicho en otras palabras, un mal comunista. Es lo que se desprende de la exhibición de la Galería Tate en Liverpool, dedicada a Picasso: Paz y Libertad. La muestra examina el perfil más político del pintor y sus conexiones con la República española, la Resistencia francesa, el movimiento pacifista durante la Guerra Fría y el comunismo internacional.

Su comunismo atípico se remonta a cómo se inicio en el mismo, y cómo era su estilo de vida, todo lo cual está siendo exhibido en Liverpool:

"En realidad, Picasso nunca estuvo del todo fascinado por Stalin. Terminó en el comunismo por la influencia de amigos como Aragon, que lo reclutaron para la causa como un caro trofeo. Comunista pero millonario y mujeriego a más no poder. Y más fascinado por las modelos de la Costa Azul que por la momia de Lenin."

"La exhibición profundiza en la extraña relación entre Picasso y los popes del partido, que lo acusaban en voz baja de ser un artista burgués. Lo era, pero donó cientos de obras a la causa comunista y desarrolló algunos de los emblemas del pacifismo de posguerra".


Picasso fue donante del Partido Comunista Francés, y lo hacía con mucha frecuencia. Fue también víctima de la mano dura comunista acostumbrada a que solo los artistas pintaran la hoz y el martillo, o las caras de Marx y Stalin, a lo cual siempre se resistió el artista español. En su momento, Picasso, por sus concepciones fue declarado persona non grata en algunos países democráticos, como Inglaterra, que ahora lo recibe con esta exhibición. Más aquí.

Resulta interesante cómo las concepciones ideológicas de los grandes artistas llama poderosamente la atención. Que Picasso fuese un comunista atípico no debería ser nada extraño. Fue su derecho, asumir una postura ideológica, probablemente no movido por las luchas que se vivían en Francia o en toda Europa, sino más bien por la revolución cubana. Lo cual hay que respetar, y de ninguna manera, ensombrecer su gran legado artístico.

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