lunes, octubre 25, 2010

Chile, la memoria histórica

La búsqueda de la verdad no está exenta de la pasión política. Chile ha logrado desterrar a Pinochet de su presente y de su futuro, pero no de su pasado. Hay dos visiones enfrentadas. Es lo que uno, desde estas latitudes, deduce al leer que la expresidenta Michelle Bachelet y el presidente Sebastián Piñera tienen los ojos puestos en el Museo de la Memoria. Y aunque no se ha dicho públicamente, fue uno de los temas más álgidos de su encuentro el pasado mes de agosto. Es un tema político, definitivamente. Quien gobierna hoy día en Chile no es la Concertación, sino quienes están más cerca de la derecha que representó Pinochet. El asunto, por lo tanto, no es si Piñera recorta o no el presupuesto del Museo de la Memoria, sino la cuestión es cuál memoria se va a honrar, la de los caídos por las atrocidades y monstruosidades de la dictadura, o también la de aquellos policías y militares que murieron en el ejercicio de sus funciones. Es lamentable que la política entre en un área que debe ser reservada para la unidad de un país. A pesar de que Chile es un país de fuertes instituciones democráticas, al que, desde aquí, admiro y respeto, es impresionante, que en cuanto a su memoria histórica, todavía tiene el germen de la división. Las generaciones futuras tienen el gran reto de unificar el país, tras su memoria histórica.

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