viernes, noviembre 19, 2010

El circo


La política es también circo. Si el adversario controla instancias de poder, y está pasando momentos difíciles, necesita del circo. Procura distraer la atención de la ciudadanía, y nada mejor que un circo. En esto, los romanos eran especialistas. Por estas latitudes, también hemos tenido dramáticos episodios en los que la víctima es lanzada, como un gladiador, a la manada hambrienta, llena de hienas, leones y tigres, que despiadadamente disfrutan de cada mordida hasta provocar su muerte cívica. Charles Rangel es la última víctima. Y los victimarios fueron despiadados, sin ni siquiera permitirle su defensa. Lo importante, en su razonamiento absurdo, es la noticia de su condena. Es destruir la carrera política de un legislador que tiene 39 años como representante de Harlem, New York, y que ha sido una figura estelar del Partido Demócrata. Son los mismos que lograron infructuosamente enjuiciar a Bill Clinton. Y son los mismos que desearían ver a Barack Obama en el circo.

La foto describe la situación. La víctima, ya herida, en el circo, observada por sus victimarios. Fortaleza es lo que se requiere para soportar esa terrible sensación de abandono y de soledad.

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