Quienes vimos la escena de la discusión entre el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en el marco de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago, Chile, debemos sacar una lección que revela el grado de madurez política que han alcanzado las democracias occidentales, como la española.
Los que seguimos la política internacional, sabemos que el clima político en España es muy crispado. Las diferencias entre el PSOE y el PP son constantes y permanentes. Ahora más que están en plena campaña electoral.
El pasado sábado, Zapatero demostró que es un político maduro, un estadista, que se coloca por encima de sus diferencias personales, cuando se trata de los intereses nacionales. Al margen de sus diferencias con el ex-presidente José María Aznar, pidió respeto por una cuestión muy simple, pero compleja: Aznar fue un presidente electo democráticamente por su pueblo, y como tal, merece respeto, aunque se discrepe de sus políticas.
Qué lástima que en la República Dominicana no hemos aprendido esta lección. No hay, desde el poder político, respeto hacia los Ex-Presidentes de la República, de manera particular a los ex-Presidentes que han sido electos democráticamente por el pueblo. Comenzando desde la propia galería de Presidentes dominicanos que se exhibe en el Palacio Nacional. Nunca hemos visto ningún interés en enviar una señal de unidad, salvo cuando las circunstancias obligan a actos protocolares carentes de sinceridad.
No obstante, siempre se guardan las esperanzas y el óptimismo en que las cosas cambien en nuestro país.
Aprendamos de las lecciones de la democracia.
lunes, noviembre 12, 2007
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