La edición de febrero de 2009 de la revista Vanity Fair tiene un reportaje titulado Farewell to All That: An Oral History of the Bush White House. No tiene desperdicios. Recomiendo su lectura, por varias razones: Por una parte, nunca antes había visto un resumen tan bien estructurado, con opiniones de los protagonistas de los hechos que acontecieron desde el 20 de enero de 2001 hasta el 4 de noviembre de 2008. Por otra parte, es un relato que proviene desde las entrañas mismas de quienes tenían en sus hombros la toma de las decisiones que marcaron la trayectoria del mundo.
De todo el reportaje, hay dos temas que quisiera compartir con ustedes:
Primero: El impacto devastador que causó en el presidente George W. Bush la noticia del ataque terrorista en las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Recuerden que Bush, en ese momento, estaba con los niños del segundo grado de primaria de la Escuela Emma E. Brooker, leyendo un libro de cuentos. Ahí es interrumpido por Andy Card, Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, con la información del ataque. Lean el recuento que hace Sandra Kay Daniels, quien era la profesora que estaba con Bush en ese preciso instante:
When he came into the classroom, our principal introduced him to the children, and he shook a couple of the kids’ hands and introduced himself, tried to kind of lighten the room up a little, because the kids were in awe. They were like little soldiers, quiet and just struck by the sight of the president. And he said, Let’s get started with reading. I’m here to celebrate you—maybe not those exact words, but that was the feeling in the room.
The story was “My Pet Goat” from our reading series. And we started our lesson. And all I remember is someone walking over to him, and I knew that was totally out of character, because this was a live broadcast and nobody was supposed to move. I mean, everybody was in their position. And when I saw this man, who I now know is Andy Card, walk over to him and whisper in his ear, I could see and I felt his whole demeanor change. It’s like he left the room mentally. He wasn’t there anymore mentally.
When it was time for the kids to read with him, he didn’t pick his book up. His book was sitting on the easel, and he didn’t pick it up. I knew something was wrong, but I didn’t know what was wrong. And I’m thinking all the time, O.K., President Bush, pick up your book, that type of thing, you know. The cameras are rolling. My kids are here. And he left us mentally. I knew I had to continue with the lesson, and I did. I’m a teacher. I’ve got eyes all around the room. I’ve got eyes in the back of my head. I see everything that goes on. And I’m thinking, O.K., he’ll join us in a minute. And he did.
Segundo: No fue Iraq… fue Katrina, el punto de no retorno para Bush y su gobierno. Según las opiniones de sus principales asesores, el mal manejo del presidente Bush durante el Huracán Katrina, que impactó New Orleáns el 29 de agosto de 2005, fue lo que marcó la quiebra de la confianza con el pueblo americano. Lean con detenimiento lo que afirma Matthew Dowd, el encuestador de Bush y jefe de estrategia de su campaña presidencial en el 2004:
Katrina to me was the tipping point. The president broke his bond with the public. Once that bond was broken, he no longer had the capacity to talk to the American public. State of the Union addresses? It didn’t matter. Legislative initiatives? It didn’t matter. P.R.? It didn’t matter. Travel? It didn’t matter. I knew when Katrina—I was like, man, you know, this is it, man. We’re done.
Que valiosa lección. Que difícil es crear la confianza con la población, y que fácil se rompe. A veces, por donde, uno menos piensa. Algunos políticos dominicanos, sobre todos quienes hoy disfrutan las mieles del poder, deberían aprender esta lección.
Al presidente Bush le quedan 20 días en el poder. Le ha tocado vivir una transición muy particular. Su Era todavía no ha terminado. Sin embargo, como demócrata, uno tiene ese sabor amargo al leer esta historia oral de sus días en la Casa Blanca. La historia le juzgara y le sabrá colocar justamente en el lugar que le corresponda. De algo estoy seguro, viene un cambio y un cambio que será positivo para Estados Unidos y para el mundo.