Con regocijo he leído la noticia de que Milan Kundera ha ingresado a la Biblioteca de la Pleiade en París, lugar reservado para los inmortales de la letras. Kundera ha entrado al Olimpo, de manera excepcional, estando en vida (por cierto, mañana 1 de abril cumple 82 años), cuando muchos han tenido que aguardar años después de su muerte para ser exaltados a tan imponente lugar. Recuerdo que, en la década de los ochenta, mi padre me recomendó que leyera El Libro de la Risa y el Olvido, que fue la primera vez que leí una obra de Kundera, y quedé fascinado. "La lucha del ser humano contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido", afirma Kundera.
Através de su lectura, fue que conocí los acontecimientos de Praga en 1968, y cómo sus obras fueron prohibidas por la ocupación soviética que terminó con la caída del Muro de Berlín en 1989, y el renacimiento de la democracia en Checoslovaquia. Luego leí su obra cumbre La Insoportable Levedad del Ser , que retrata escenas de la vida diaria en aquella Europa del Este, en donde la palabra estaba totalmente encadenada:
"La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero, en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuánto más pesada sea la carga, más a ras de la tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será".
Desde estas latitudes, mi admiración a Milan Kundera, el inmortal.
miércoles, marzo 30, 2011
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