miércoles, febrero 14, 2007

Posición

Escribo el apunte de hoy, despúes de haber asistido, conjuntamente con el presidente del PRD, a la reunión en el Palacio Nacional, correspondiendo con la invitación que nos hiciera el presidente Leonel Fernández para tratar el tema de la reforma constitucional.

Sujeto a que en posteriores apuntes, ofrezca algunos detalles e informaciones, creo oportuno compartir con mis lectores el texto completo de la declaración pública que hicimos, con posterioridad a la reunión, desde la sede del Instituto de Formación Política, Dr. José Francisco Peña Gómez.

Es la posición del PRD sobre este tema:

"En nombre del Partido Revolucionario Dominicano agradecemos al Señor Presidente de la República, Doctor Leonel Fernández Reyna, su amable invitación para darnos a conocer el contenido de su propuesta en torno a la reforma constitucional.

Desde el momento mismo en que el Señor Presidente de la República tuvo a bien tomar la iniciativa en la orientación del propósito de revisión de la Carta Magna, el Partido Revolucionario Dominicano subrayó de manera enfática la necesidad de que esa tarea correspondiera a una Asamblea Nacional Constituyente. Es decir, el Partido Revolucionario Dominicano considera que nada mejor que ese organismo revisor para satisfacer la necesidad de actualizar nuestro sistema constitucional.

La historia dominicana nos dice que casi todas las reformas constitucionales llevadas a cabo desde 1854 hasta los tiempos de hoy han sido promovidas por el interés y las ambiciones políticas de los gobernantes de turno. Si queremos de verdad superar ese pasado y emprender el camino de la renovación democrática de las instituciones fundamentales de nuestra nación, es preciso que pongamos de lado la coyuntura circunstancial que pueda favorecer el intento particular, a fin de situarnos en un punto de partida que ofrezca confianza y calificada representatividad a la sociedad dominicana en su conjunto.

Son las lecciones de esa historia, incluida la más reciente de ellas, y la necesidad de enfrentar los retos políticos con total transparencia y sinceridad, lo que lleva al Partido Revolucionario Dominicano al convencimiento de que el Poder Constituyente será siempre más objetivo, justo y pertinente cuando sea ejercido por un organismo original y exclusivamente destinado a la creación de las normas constitucionales, es decir, a la formulación de las pautas medulares del ordenamiento jurídico nacional.

La Asamblea Nacional Constituyente, como institución integrada por ciudadanos elegidos y seleccionados para la específica encomienda de reformar la Constitución, es la mayor garantía para el logro de una Ley Sustantiva equilibrada, capaz de conjugar las aspiraciones democráticas de la nación con la necesidad de adaptación del Estado a las exigencias del presente y el devenir de la sociedad dominicana.

La proposición de una reforma constitucional llevada a cabo por una Asamblea Constituyente no debería ser motivo de contradicción entre las fuerzas políticas mayoritarias de nuestro país. Y esto así, no sólo porque el Partido Reformista Social Cristiano, el Partido Revolucionario Dominicano y otras organizaciones consideran que ese debe ser el procedimiento democrático por excelencia para realizar esa labor, sino porque el propio Partido de la Liberación Dominicana, encabezado por el Señor Presidente de la República, en su “Programa de Gobierno 2004-2008” expresó en el numeral 1.1.3 de ese documento, en la parte dedicada a la “Reforma Constitucional” como uno de sus “Objetivos” principales el siguiente: “Propiciar la Asamblea Constituyente, compuesta por miembros electos libremente por la ciudadanía, como órgano de amplia base popular que sea, por eso mismo, una genuina expresión de la democracia.”

No vemos otra razón que no sea la oportunidad, por demás riesgosa a tenor del Artículo 118 de la Constitución, que le ofrece la correlación de fuerzas existente en el seno del Poder Legislativo, lo que aconseja al Doctor Leonel Fernández Reyna a proceder a una propuesta de reforma pautada por los Artículos 116, 117 y 118 de la Constitución vigente.

Ese cálculo niega la “genuina expresión de la democracia”, a la que aspiraba el programa de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana y hace burla de la voluntad popular exteriorizada de manera contundente en el “Encuentro Nacional de la Consulta Popular para la Reforma Constitucional”. Vale decir, el “Informe Provisional” acerca de los resultados de dicha consulta, dado a la luz pública en este mes de febrero del 2007, el cual expresa: “El Titulo XIII es el último (sic) en la actual Constitución, y contempla uno de los temas que más se han discutido durante el presente proceso de reforma constitucional. Se trata de los mecanismos para reformar la constitución.” Y continua dicho Informe: “El 65% de los municipios consideró que deben establecerse límites a la Reforma Constitucional como existen en la actual Constitución. El 32% entiende que dicho mecanismo debe mantenerse inalterado. A pesar de lo anterior, un 62% de los consultados coincidió en que la Reforma Constitucional se realice a través de una Asamblea Constituyente.”

Las razones antes expuestas son harto explícitas y reveladoras del consentimiento nacional en torno a la forma en que se debe proceder para culminar una enmienda constitucional en consonancia con nuestra realidad y las perspectivas que reclama el desarrollo social que debe orientar el porvenir de los dominicanos.

Es, pues, decisión del Partido Revolucionario Dominicano coadyuvar a una reforma constitucional siempre y cuando una Asamblea Nacional Constituyente, integrada por ciudadanos electos para ese particular objetivo, capaces de laborar sin pausas y honoríficamente como ha sido desde siempre, reciba el encargo de acometer la faena revisora.

Pedimos con todo respeto al Señor Presidente de la República, que sume su voz a lo que ha venido siendo un reclamo político mayoritario y la voluntad del “62% de los participantes en el “Encuentro Nacional de la Consulta Popular para la Reforma Constitucional”, efectuada por su propia determinación .

Es, por lo tanto, la firme decisión del Partido Revolucionario Dominicano de que la reforma constitucional sea mediante la Asamblea Nacional Constituyente. Así construiremos todos una mejor democracia.

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