jueves, diciembre 27, 2007

Padre Alemán, in memoriam

Estando en el extranjero me he enterado de la triste noticia del fallecimiento del Padre José Luis Alemán, S.J.

Al recibir esta noticia, lo primero que recordé fue el gesto solidario que tuvo el Padre Alemán con mi familia y conmigo el mismo día en que falleció mi madre, el 14 de junio de 2007. Ese mismo día, tenía planificado una entrevista con el Padre Alemán para el programa “Líderes”, planificada con mucho tiempo de antelación, pues, su agenda siempre estaba muy comprometida entre Santiago y Santo Domingo. Recuerdo que la entrevista estaba fijada para las nueve de la mañana, la cual no se pudo materializar, pues la muerte de mi madre, en horas de la madrugada de ese día, cambió todo el día.

Ya a las siete de la mañana, el Padre Alemán se había comunicado conmigo, expresando su solidaridad e indicando que no me preocupara por el compromiso que teníamos ese día, sugiriendo reprogramarlo para otro momento. Estando ya en la Funeraria, cerca de las ocho de la mañana, recibí el abrazo del Padre Alemán, gesto que nunca olvidaré.

El día 24 de junio tuvimos nuestra entrevista, que el destino marcaría como nuestra última entrevista. Ya le había entrevistado en el 2006. Sin embargo, la última entrevista estuvo marcada por la expresión de múltiples sentimientos como consecuencia del fallecimiento de mi madre. El Padre Alemán me contó muchas vivencias de la época en que mis padres vivían en Santiago en la década de los sesenta y de los setenta. También hablamos de religión, de política, y de su lucha contra la terrible enfermedad que ya le estaba erosionando su cuerpo. Esto lo hacíamos mientras gravábamos la entrevista.

Cuestionado sobre la inversión de valores en nuestro país, el Padre Alemán respondió: “El error de nuestra generación y de nuestra juventud es que fuimos educados con las herramientas adecuadas que nos permiten nuestro bienestar individual y familiar, pero jamás el bienestar común, ese es el problema moral de toda la sociedad dominicana, tratar de conseguir las cosas que más o menos honestamente me van a beneficiar a mí y a mí familia, pero no tengo antenas para tener en cuenta los derechos humanos de la gente, eso ni se considera, si un país no tiene cierto sentido de solidaridad unos con otros, que se mide en el respeto a los derechos humanos y a la ley… el problema del país es que hay que generalizar la necesidad de respetar de las otras personas, de tratar bien, pero no podemos seguir en esta recta que lo único que importa es lo que me dé a mí más dinero”.

Palabras sabias de un hombre quien, a pesar de todos sus conocimientos, era la expresión viva de la humildad, virtud tan escasa en nuestros días. Padre Alemán, descanse en paz.

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