sábado, enero 10, 2009

Lecciones de campañas presidenciales 101 (2da parte)



Continuando con esta serie de apuntes sobre campañas presidenciales, tenía pendiente desde hace mucho tiempo releer el libro El pez en el agua (1993), las memorias políticas de Mario Vargas Llosa, que recogen sus vivencias como Candidato Presidenciales en las elecciones presidenciales de 1990 en el Perú, en las cuales resultó ganador Alberto Fujimori. Hace 19 años.

Siempre me ha interesado la política peruana, llena de luchas y de episodios dramáticos, y de "comebacks" históricos, como el de Alan García, muy criticado por Vargas Llosa en su libro, y quien en contra de todos los pronósticos, ganó las elecciones en el 2006 y gobernará hasta el 2011.

Lo primero que debo señalar es que probablemente el modelo de campaña que siguió Vargas Llosa en 1990 no sea el mejor como referencia. Sin embargo, por ser una figura política, para ese momento, nueva y fresca, y haber articulado un movimiento político diferente a los partidos tradicionales, resulta interesante su estudio.

En ese sentido, he identificado cinco lecciones de la campaña electoral de 1990, y que tienen vigencia actualmente:

1.- No se puede subestimar a ningún adversario. Todos los adversarios son importantes, al margen de sus niveles de aprobación en las encuestas. Fujimori nunca figuró en posiciones preponderantes en las encuestas, hasta las últimas semanas antes de las elecciones, cuando ya era muy tarde, desarrollar una estrategia que contuviera el incremento de sus simpatías.

2.- El candidato tiene que estar accesible y cercano a los ciudadanos. Vargas Llosa confiesa que tenía que hacer un esfuerzo extraordinario para abrazar y saludar a la gente. No estaba en su forma de ser. El candidato tiene que ser un ciudadano de carne y hueso, que ría, que llore, que salude, que abraze, que converse y que escuche.

3.- Hay que tener un buen equipo de estrategia. Aún cuando no ganó las elecciones, uno de los puntos luminosos de la candidatura de Vargas Llosa fue la creación e institucionalización del kitchen cabinet. Se reunía consuetudinariamente, aún sin la presencia del Candidato.

4.- Hay alianzas que pesan. Haberse aliado a los partidos de la derecha peruana, algunos de los cuales, habían ejercido el poder, no contribuyó a que la candidatura de Vargas Llosa se proyectara como lo que, en efecto era, una candidatura diferente.

5.- La unidad en las comunicaciones es vital. No puede existir dualidad de funciones en las comunicaciones de una campaña. Vargas Llosa revela cómo, en su momento, tuvo dos encargados de preparar las cuñas publicitarias, como consecuencia de diferencias en la campaña. Dualidad en el envío de señales, peligrosa en una campaña electoral.

Hay dos aspectos adicionales que es importante destacar: Primero, la fuerza de la religión en la política se evidenció en este proceso. Un país mayoritariamente católico, y con importante presencia de la religión evangélica, no entendió que uno de los principales Candidatos Presidenciales, como Vargas Llosa, fuese agnóstico. Y Segundo, su programa neoliberal resultó poco entendido y comprendido por la mayoría de los votantes, a pesar de que, con posterioridad a las elecciones, Perú se convirtió en modelo eficiente de las privatizaciones de los servicios públicos.

Con posterioridad a las elecciones de 1990, hubo un autogolpe de estado de 1992, con supresión de los poderes constitucionales, y la consagración de Fujimori como presidente durante 10 años, hasta su renuncia desde Japón. Luego, el retorno de la democracia, con Alejandro Toledo y actualmente con Alan García. Uno se pregunta, ¿qué hubiera pasado si, en vez de Fujimori, hubiese sido Vargas Llosa el que ganara las elecciones de 1990? Personalmente pienso, que, salvando las diferencias políticas en cuanto su visión neoliberal, creo que Vargas Llosa hubiese contribuido al fortalecimiento institucional del Perú.

Sobre las elecciones de 1990, les recomiendo leer adicionalmente el libro El diablo en campaña de Alvaro Vargas Llosa.

No hay comentarios.: