jueves, diciembre 03, 2009

Honduras, siento vergüenza ajena

Siento vergüenza ajena por los ciudadanos hondureños que participaron cívicamente en las elecciones presidenciales del pasado domingo.

Siento vergüenza ajena por la Organización de Estados Americanos que ha demostrado su incapacidad en la solución del Golpe de Estado perpetrado en contra del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio.

Siento vergüenza ajena por los presidentes latinoamericanos, con el presidente Oscar Arias a la cabeza, que se expresaron abiertamente en contra del Golpe de Estado, y que ahora han tenido que retroceder, reconociendo la legitimidad del nuevo gobierno.

Siento vergüenza ajena por el presidente Barack Obama, a quien muchos hemos apostado por un nuevo estilo en la forma de hacer política, quien ha respaldado el proceso golpista en Honduras, sobre la base de subterfugios e instrumentos de la diplomacia que nos recuerda la década de los setenta y ochenta.

Siento vergüenza ajena por el presidente Lula, quien ha librado solo una batalla, teniendo incluso al presidente legítimo en su Embajada en Tegucigalpa, y quien deberá estar buscando una salida a esta engorrosa situación.

Siento vergüenza ajena por el Congreso de Honduras, que se ha prestado a una manipulación para ex-post, justificar el Golpe de Estado.

Siento vergüenza ajena por el presidente electo de Honduras, Porfirio Lobo, quien en el mes de enero de 2010 deberá recibir la banda presidencial de las manos de un presidente ilegítimo, manchando el inicio de lo que debe ser un gobierno de reconciliación nacional.

Siento vergüenza ajena por el daño a la imagen y a la consolidación de la democracia latinoamericana que el caso de Honduras, con sus complicidades internacionales, ha producido a toda América Latina en sus relaciones con otros países y continentes.

Y finalmente, espero no tener que vivir estos sentimientos ante ninguna otra nación democrática. Que nunca se repita este espectáculo triste y penoso.

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