martes, diciembre 21, 2010

Fidel Castro, el paciente

Ahora que personalmente estoy viviendo una experiencia en la que tengo que tratar diariamente a médicos y enfermeras, y junto a mi familia, tomar decisiones, me pongo en los zapatos de los médicos que atendieron a Fidel Castro, quien es un paciente muy particular. Es el Secretario General del Partido Comunista de Cuba y es el líder del régimen cubano. Durante su enfermedad, según revelan los cables de Wikileaks, Castro es el que ha tomado las decisiones, incluyendo las más cruciales, aunque no hayan sido las mejores:

Presentaba una perforación en el intestino grueso y necesitaba una colostomía, una abertura en la parte exterior del abdomen para eliminar los productos de desecho hasta que sane el colon o se le efectúe otra cirugía para sustituir el ano, "a la que (Castro) se opuso, diciendo que debían cortar la parte infectada y empalmar el intestino al colón. El doctor (Eugenio) Selman, jefe del equipo, estuvo de acuerdo, pero el resto de médicos se opuso. Fidel, caprichosamente, se opuso", prosigue el informe. "Con el paso del tiempo, y al haberse infectado el colon, la operación falló y la parte empalmada se separó. Tuvieron que operarle de nuevo, pero se toparon con una fístula (una conexión anormal entre dos órganos), cuya existencia desconocían".

El informe recogido por la legación diplomática de EE UU agrega que normalmente una fístula bloquea la digestión de la comida, con lo que Fidel Castro perdió cerca de 18 kilos y hubo de ser alimentado con suero "y utilizaron un aparato fabricado en Corea para tratar la fístula, aunque sin mucho éxito". Fue entonces cuando fue llamado el médico español José Luis García Sabrido, quien descartó la existencia de un cáncer, "y dijo que el equipo cubano había hecho lo que creyó conveniente pero que lo correcto hubiera sido una colostomía", según se indica en el cable del jefe de la Sección de Intereses. "En ese momento, se procedió a la retirada del doctor Selman del equipo, quien ahora trabaja en un empleo de menor categoría en algún lugar".


De lo anterior, queda evidenciado que Castro mantuvo control total de las decisiones. Que probablemente, al igual que otros pacientes hombres, no quizo que le pusieran la bolsa para los desechos hasta que se recuperara el colon, y tomó la decisión que le resultó riesgosa al extremo de que finalmente, meses después, hubo que aceptar lo que originalmente había rechazado.

Y el destino de su médico original, Dr. Selman, que había recomendado lo correcto, pero que su recomendación no fue aceptada por Castro, está hoy ocupando un empleo de segunda categoría en Cuba, en una especie de desgracia política. Definitivamente, atender al paciente Fidel Castro es una tarea compleja.

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