domingo, enero 16, 2011

Ben Alí, la caída del dictador


Hasta el día 14 de enero de 2011, Túnez solo había tenido dos presidentes desde su independencia de Francia en 1956. Es decir, en 55 años, solo dos gobernantes, ambos de mano dura: Habib Bourguiba, que gobernó desde 1957 hasta 1987; y su sucesor, quien fue su primer ministro, Zine El Abidine Ben Alí, que gobernó desde 1987 hasta hace dos días. Un dictador, disfrazado de una constitución que justificaba una supuesta democracia en letras, pero no en la realidad. Solo ver que Ben Alí supuestamente ganó su primer período presidencial en el 1989 con el 99.21% de los votos a su favor; su primera reelección, en 1994, con el 99.91% de los votos a su favor; y su segunda reelección, en 2009, con el 89.62% de los votos a su favor. Con una popularidad de esa magnitud, resulta difícil comprender su estrepitosa caída, en la primera rebelión popular que acontece en una nación del mundo árabe.

La explicación es muy simple. Todo era una farsa. Sin oposición, y con mano de hierro, nadie se atrevía a enfrentar al dictador, a pesar de su mala política. Hasta que la gente se cansó de la impunidad, la corrupción y los irritantes privilegios. El haber tocado el estómago de sus ciudadanos, con medidas impopulares, encendió la chispa que terminó con su caída, a pesar de un discurso conciliador de último minuto que no tuvo ningún impacto.

Tras salir en un avión militar, y comenzar a dar vueltas en el aire, luego de que Francia, su antiguo colonizador, rechazara su petición de refugio, fue aceptado finalmente por Arabia Saudita, en donde estará "por un período de tiempo indeterminado". Salió como han salido casi todos los dictadores, por la puerta trasera, sin los honores y el lujo que siempre exigió.

Una lección para el resto de los países árabes que curiosamente todos vinculan directamente a la religión islámica con el poder político. Túnez era la excepción. Ben Alí nunca tuvo ningún título religioso, ni tampoco permitió que los movimientos fundamentalistas relacionados con el islám tuvieran participación en el gobierno. De haberlo hecho, quizás otra hubiese sido la historia. Afortunadamente no fue así, y es que cuando los pueblos toman una decisión, no hay fuerza humana que los detenga.

1 comentario:

Luis M Reyes dijo...

La salida de Ben Ali, deberia de dar un poco de luz a los Dominicanos, ahora que nos estan empujando otro periodo presidencial de un "petit Ben Ali". Los indicadores son los mismos: Una elite corrupta y unos allegados inmensamente ricos y una poblacion "en la olla". Cuando veo estas cosas me resulta dificil perdonarle a MIPRD que fuera tan pasivo con el PPH y que permitieran que ellos instalaran la reeleccion en el 2002. Esa maniobra le dio paso los corruptos morados y a sus reelecciones. Lo mas perverso de todo, es que muchos de MIPRD hasta proclamaron que JFPG no tenia nada en contra de la reeleccion. Espero que aprendamos algo de la crisis de Tunisia, pues los ingredientes de ese sancocho amargo estan a la vista. Gracias por tu buen articulo, espero que los Dominicanos cojamos cabeza.