jueves, julio 26, 2007

Reagan y mi padre



Siempre he sido un estudioso de la política norteamericana, y sobre todo, lo que ha significado para la democracia de Estados Unidos, la Institución que representa el Presidente de los Estados Unidos. Me atraen las biografías y las memorias de los Presidentes.

Movido por esa curiosidad, le pedí a mi hermana, Dilia, a propósito de un viaje que ella hizo recientemente a Estados Unidos, que me trajera, como en efecto hizo, el libro titulado "Los diarios de Reagan", o en inglés "The Reagan Diaries", que es una recopilación de las notas que el Presidente Ronald Reagan escribía diariamente sobre las personas y/o actividades que cada día tenía que atender.

Me intrigaba saber si el libro hacía mención a la visita de Estado que mi padre, Salvador Jorge Blanco, en ocasión de ocupar la Presidencia de la República Dominicana, hizo a la Casa Blanca el 10 de abril de 1984. De todos los Presidentes dominicanos que hemos tenido en la democracia moderna, la de mi padre ha sido la única visita de Estado, con toda la rigurosidad que el protocolo demanda.

En efecto, en la página 231, en lo relativo a sus actividades de ese día, el Presidente Reagan hace referencia a la visita de mi padre, de la siguiente manera: "Visita del Presidente Jorge Blanco de la República Dominicana, reuniones sobre asuntos internacionales, incluyendo El Salvador, Nicaragua, y asuntos económicos, cena de Estado, al final del día" .

En la página 92, hay otra mención de mi padre, pero cuando era Presidente Electo, que fue recibido por el Presidente Reagan el 15 de julio de 1982. Sobre esto, el Presidente Reagan comenta que " el Presidente electo Blanco es una persona correcta, pero su país necesita ayuda económica" .

En víspera de celebrarse el Día de los Padres, al ver esta foto que comparto con ustedes, me siento sumamente orgulloso del padre que tengo. Algún día, cuando las pasiones políticas cedan ante la objetividad, su dimensión como gobernante pasará positivamente el juicio de la historia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Para muchos dominicanos, de esos que por más de 20 años, nos levantamos temprano cada día, y de sol a sol hemos realizado labores para generar el sustento de nuestras familias,no es necesario esperar que el tiempo pase para reconocer la calidad de persona que dirigió nuestro país del 1982-1986. Un comportamiento correcto lo caracterizó siempre y nada podrá borrar esa imágen de la memoria de los dominicanos.

Anónimo dijo...

Nos alegramos mucho de conocer su opinión "pública" sobre su padre, usted y su hermana son un verdadero ejemplo que clase de ciudadano los formó.

Mis respetos al Presidente Jorge Blanco.

Anónimo dijo...

Si algo lamentamos los santiagueros es que nos llevaron a Doña Asela y a Don Salvador y nunca más nos lo han devuelto. Una generación importante donde están nuestros padres, tíos y abuelos guarda la mejor de las imágenes de un candidato que así como se convirtió en la esperanza de la gente, luego en la Presidencia los representaba. Una gran familia los representaba. Ésta noche mostraré esta foto a mis tíos, creo que no la conocen porque nunca me la han mencionado. Me siento orgullosa de tener en común dos cosas con Don Salvador: Ser santiaguera y ser Perredeísta!

Anónimo dijo...

Aunque los perredeístas algunas veces somos comparones, fotos como esta nos ponen más comparones todavía. Eso demuestra la discreción y elegancia con que se manejaban los asuntos de estado. Si esa foto fuera de esta época...hum...ya se imaginan.

Pero por visita a la Clase Blanca no nos quedamos!

Anónimo dijo...

El país lic. Orlando jorge mera, reconoce que su padre es un gran ser humano que lo a dado todo por su país y por la democracia y la institucionalidad, aquella injusticia que se cometió en contra de el y su familia el tiempo se a encargado de aclarar todo.
Para muestra de ello quiero recordar un testimonio reciente del padre José Luis alemán.

Yo quiero aprovechar esto, que es una cosa muy personal, yo sé que tu mamá murió en días pasados, pero a mi me impresionó mucho cuanta gente fue al entierro, porque era una mujer respetable, pero no sólo un respeto, yo no entiendo, eso es algo en que tenemos que ser muy cuidadosos, como una especie de desagravio tácito a la campaña de difamación contra tu padre, porque eso fue excesivo, yo no me pongo a decir, no soy quien para eso, pero no había derecho hacer eso. Eso fue una especie de reparación pública de aquello, la moraleja es que a los políticos también hay que respetarlos y si usted no tiene pruebas sea muy cuidadoso en destacar lo que quizás no sea verdad.