jueves, julio 24, 2008

Dolor en el bolsillo



Mi apunte sobre mi visita al supermercado despertó comentarios muy diversos. Uno de ellos, el de Marlen, me motivó a continuar sobre el tema. En su comentario, Marlen dice que ella compara actualmente a los supermercados con las boutiques, en razón de que el consumidor acude al supermercado a mirar los distintos productos, y a comprar muy poco, o mejor dicho, estrictamente lo necesario.

Coincidencialmente, anoche ví a Alberto Padilla en CNN, analizando la situación del consumidor en Estados Unidos y América Latina. Él decía que la crisis económica que está viviendo el Continente ha provocado un cambio de vida rotundo en los consumidores, y que, por ejemplo, para los norteamericanos ha resultado muy difícil en términos de su adaptación a la vida cotidiana, por ejemplo, enfrentar los altos precios de los combustibles, cosa que era impensable en Estados Unidos.

Más impresionante para mí, fue escuchar que el promedio de tarjetas de crédito que utiliza un ciudadano norteamericano, de clase media, alcanza a 13 tarjetas por persona, y que el promedio de deuda que acumula al año asciende apróximadamene a 120,000 dólares por año. La recomendación de los especialistas fue de eliminar la mayoría de estas tarjetas y cambiar el estilo de vida.

En el caso dominicano, la restricción de la actual política económica ha provocado que los dominicanos vayan con más frecuencia que antes a los supermercados, pues sus ingresos solo le permiten adquirir lo necesario. Por eso, es que en los supermercados vemos mucha gente con carritos casi vacíos como consecuencia del escaso poder adquisitivo que existe actualmente.

Como bien lo han expresado los economistas de Ecocaribe, en su informe La economía dominicana: algunos retos pendientes, macroeconómicos y sectoriales, "... en las circunstancias señaladas, que el tipo de cambio nominal bajara, pero, desafortunadamente, no se encontró reacción proporcioal en los precios, que se mantuvieron y siguen altos. Lo anterior se debe parcialmente a la expectativa de los agentes económicos de que, en algún momento, el tipo de cambio va a subir, con lo cual las importaciones tienen un tipo de cambio de referencia más alto que el de mercado, que se incorpora en la cadena de comercialización e impide que los precios bajen".

Palabras complejas, que en el fondo, exigen una revaluación de la actual política económica, y de un cambio en el modelo de desarrollo. Mientras, el consumidor sigue y seguirá pagando las consecuencias, con dolor, en sus bolsillos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto que usted señala es lo que está pasando, Orlando. No hay dinero en la calle. Y la crisis nos arropará a todos.

Anónimo dijo...

Increíble... 13 tarjetas de crédito por persona!!