jueves, febrero 05, 2009

¿La vida sin abogados?


Anoche, viendo a Lou Dobbs, con quien estoy en desacuerdo en muchas de sus posiciones políticas, ví una interesante entrevista que le hizo a Philip K. Howard, autor del libro Life without lawyers: liberating americans from too much law. Una obra que contiene, con análisis y estadísticas, un profundo cuestionamiento a cómo el ejercicio de los derechos políticos y civiles ante la justicia está deteniendo el desarrollo de la sociedad norteamericana.

Esto me recordó a Alexis de Tocqueville cuando en su obra La Democracia en América, ya había advertido en el 1835, la influencia del poder judicial en la sociedad política de Estados Unidos.

Y es que, en Estados Unidos, todo se litiga. Recuerdo que en el mes de diciembre, un amigo me comentó que nuestros jugadores de beísbol, sobre todo aquellos que son luminarias en las Grandes Ligas de Estados Unidos, tienen que contratar servicios de seguridad cuando asisten a restaurantes o a lugares públicos, para evitar que terceras personas provoquen incidentes o situaciones, que luego terminarían en demandas judiciales ante los tribunales. Todo con el propósito de obtener ventajas económicas.

El blog lawiscool publica una entrevista a Philip K. Howard, quien, dicho sea de paso, es abogado, por lo que el libro tiene mayor autenticidad. Howard narra cómo, por ejemplo, los profesores en las escuelas ejercen, más bien a la defensiva, temerosos de que algún padre o madre de sus alumnos, pueda demandarlo ante los tribunales por imponer alguna medida disciplinaria. O cómo, por ejemplo, los médicos ordenan una exageración de análisis médicos a sus pacientes para evitar que luego sean demandados por no haber ordenados análisis que, a su juicio, no eran necesarios. Howard cita el caso de una demanda millonaria porque a una persona se le perdieron sus pantalones.

En otras palabras, uno de los sistemas judiciales y legales más perfectos, como el de Estados Unidos, es también imperfecto, en el sentido, de que, por cualquier situación o razón, los ciudadanos o las empresas son sometidas a los tribunales, provocando que la sociedad camine a paso de tortuga.

El libro de Howard está ya entre los best-sellers de este año 2009. Una oportuna reflexión que debe también interesar a quienes aspiran a vivir en una sociedad con instituciones democráticas fuertes.

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